Alemania: fábrica europea de la explotación sexual de mujeres

Desde que entró en vigor la ProstG, la ley alemana que regula la prostitución como profesión, el sistema prostitucional se ha consolidado y hoy es una de las industrias más sólidas del neoliberalismo en Alemania: 400.000 mujeres son explotadas sexualmente en prostíbulos. Genera ingresos de 14.000 millones de euros anuales (más que la industria del automóvil), y representa una forma de colonialismo para las mujeres, ya que el 95% de las prostituidas son inmigrantes pobres. En el marco de las Jornadas Internacionales sobre Prostitución y Trata de Mujeres que tuvieron lugar en Madrid el pasado 15 de octubre, tuvimos la oportunidad de escuchar la ponencia de la psicoterapeuta experta en traumas alemana Ingeborg Kraus y después entrevistarla. Kraus habló sobre los terribles traumatismos que sufren las prostitutas y explicó por qué la regulación de la prostitución ha fracasado

España, Madrid – El 15 de octubre se celebraron en Madrid las Jornadas Internacionales sobre Prostitución y Trata de Mujeres organizadas por la Comisión para la investigación de malos tratos a mujeres (CIMTM), la Plataforma de Organizaciones de Mujeres por la Abolición de la Prostitución, la Coalición Internacional contra el Tráfico de Mujeres (CATW) y la Coalición Europea Abolicionista de la Prostitución.

Participaron expertas y activistas de la trata y la prostitución. Una de las ponentes fue la alemana Ingeborg Kraus, doctora en psicóloga especializada en traumas y feminista. Tuvimos la oportunidad de escuchar su ponencia y entrevistarla. Su presentación expuso algunos aspectos de la esclavitud sexual en la industria de la prostitución y advirtió sobre el impacto de esta actividad en la salud de las mujeres.

Ingeborg Kraus trabajó entre 1995 y 1999 con víctimas de violación como arma de guerra de Bosnia. Desde hace unos años trabaja en su país como psicoterapeuta con víctimas de trata y prostitución. Con la experiencia ha llegado a la conclusión de que la prostitución –tanto la trata como la llamada prostitución voluntaria — es la continuación de la violencia que las mujeres prostituidas habían sufrido en el pasado.

La doctora en psicología Ingeborg Kraus, especialista en trauma.
La doctora en psicología Ingeborg Kraus, especialista en trauma.

ProstG: la ley alemana sobre la prostitución

El 1 de enero de 2002 entró en vigor la ley ProstG, propuesta por el Partido Verde y aprobada el 20 de diciembre de 2011 por el Bundestag con los votos del Partido Social Democrático y el Partido Verde, que en ese momento gobernaban en coalición. Esta nueva ley de prostitución abolía la prohibición general de promover la prostitución, y daba la posibilidad a las prostitutas de obtener contratos de trabajo, mejorando así -supuestamente-sus condiciones laborales. Bajo la nueva ley, las mujeres podrían demandar por sus salarios y cotizar para beneficiarse de la seguridad social, cobrar el paro o la jubilación. El objetivo de la legislación era hacer de la prostitución una profesión más[1]. Los burdeles pasaban a ser negocios legítimos que no requerían una licencia especial, a menos que se sirviese comida o bebidas alcohólicas, en cuyo caso habría que solicitar licencia. La justificación era que la prostitución no debía ser considerada inmoral[2].

Sin embargo, a día de hoy, cada vez más agentes de policía, asociaciones de mujeres y políticos están convencidos de que esta ley supone más bien un programa de subsidios para los proxenetas y atrae a los traficantes de personas[3]. La policía ya no puede perseguir a los proxenetas, puesto que practican una actividad legal y son considerados empresarios.

La prostitución se legalizó en Alemania sin ningún tipo de regulación. Pasó a ser considerada un trabajo como cualquier otro. Ganó el discurso: “lo traumatizante no es la prostitución, sino la estigmatización por parte de la sociedad”. El Estado negó toda la investigación interdisciplinaria realizada hasta ese momento sobre los factores adversos que traería la regulación libre y lo presentó como un servicio cualquiera (son los mismos argumentos que ha utilizado Amnistía Internacional)[4].

Axel Dreher, profesor de política internacional y desarrollo en la Universidad de Heidelberg, utilizando estadísticas relativas a la trata y la prostitución de 150 países, pudo identificar (a pesar de que los números eran imprecisos, como lo son todas las estadísticas relativas a la trata y la prostitución) una tendencia: donde la prostitución es legal, hay más tráfico de seres humanos (cuyas víctimas son mayoritariamente mujeres) que en otros lugares[5].

Los defensores de la legalización utilizan el argumento de que cada quien es dueña o dueño de elegir a qué dedicarse. Algunas feministas incluso alaban a las prostitutas por su emancipación, porque, sostienen: “las mujeres deben ser capaces de hacer lo que quieran con sus cuerpos”. En la práctica, sin embargo, se pone de manifiesto los límites borrosos entre la prostitución voluntaria y forzada.

Según afirmó la doctora Ingeborg Kraus durante su ponencia, Alemania no ha optado por el abolicionismo porque se considera que existe una prostitución buena.

Kraus militaba en el Partido de los Verdes y trató, junto a un pequeño grupo de militantes, de introducir el debate de la abolición, sin éxito. Así es que decidió unirse a organizaciones de la sociedad civil y comenzar a escribir artículos sobre prostitución. A partir de ahí, invitada por la socióloga y feminista alemana Anita Heiliger, de la ONG Kofra, se formó en Munich un grupo con activistas altamente comprometidas y abolicionistas de toda Alemania.

En la primera reunión de junio de 2014, fue puesta en marcha la plataforma Stop Sexkauf (paremos la compra de sexo)[6]. Después de esto, Kraus decidió hacer un llamamiento a través de un manifiesto para pedirle al gobierno alemán la derogación de la ley de 2002 que despenalizaba la prostitución. Al llamamiento se unieron prominentes expertos en trauma y psicólogos alemanes (a día de hoy ha sido firmado por más de 50 profesionales cualificados en toda Alemania). En el manifiesto reivindican que no existe una prostitución buena, que ésta siempre es humillante y degradante, y supone un acto de violencia y un continuo de violencia para quien se prostituye. Con su llamamiento solicitaban penalización de los prostituidores, siguiendo el modelo nórdico.

La doctora Kraus comenzó su ponencia haciendo un paréntesis histórico y remontándose a los orígenes de la psicología clínica a finales del siglo XIX. El fundador del psicoanálisis y la psicología clínica, Sigmund Freud publicó (junto a Josef Breuer) Estudios sobre la histeria. Después de tratar a varias mujeres histéricas, descubrió que todas ellas habían sido víctimas de violencia sexual durante su infancia. La investigación supuso un escándalo para la época y desde el Comité de Médicos de Viena presionaron a Freud para que retirase esos estudios. Éste acabó cediendo para no ponerle un fin prematuro a su carrera. Llegó a negar lo que había descubierto y transformó su teoría en una teoría de fantasías y deseo sexual.

Según Kraus, el debate sobre la prostitución gira, todavía hoy en día, en torno a los mismos mecanismos: la negación de las violencias hacia las mujeres o la inversión de la víctima y el culpable. Para la psicoterapeuta alemana, si Freud no hubiese retirado la tesis sobre la histeria, las escuelas habrían sensibilizado a los estudiantes sobre las violencias hacia las mujeres y se sabría que la mujer que se dedica a la prostitución, lo hace, probablemente, porque ha sido sometida en el pasado a actos muy graves de violencia sexual. Esa idea está, aún a día de hoy, muy extendida, y el lobbyismo se infiltra en toda la sociedad, sobre todo a través de organizaciones como Amnistía Internacional y niega este enfoque.

Hay una negación sociocultural de las consecuencias físicas y psíquicas que acarrea la prostitución. También hay una negación de la situación de la mujer en la prostitución, y del impacto que pueda tener sobre la sociedad, sobre la relación entre hombres y mujeres o sobre la familia. Y también hay una negación sobre la masculinidad hegemónica y la violencia que practican los supuestos clientes de prostitución. Según Kraus, la masculinidad violenta debería ser considerada una cuestión de salud pública.

Traumatismos agudos en las mujeres prostituidas: la prostitución desde el punto de vista de la psicotraumatología

La doctora Kraus, citando a Ellen Templin (conocida dominatrix y dueña de un burdel en Berlín ya fallecida) dijo que “no hay prostitución voluntaria. Una mujer que se prostituye tiene razones para hacerlo”.

En primer lugar, existen razones psíquicas. Kraus contó que todas sus pacientes han sufrido algún tipo de abuso en su vida. Añadió que se han hecho numerosos estudios que demuestran una relación entre la entrada en la prostitución y una vivencia de violencia en la infancia. Un estudio de Melissa Farley de 2008, por ejemplo, demuestra que entre el 65 y 95% de las mujeres que se dedican a la prostitución han sido víctimas de violencia sexual durante la infancia.

Por otro lado, un estudio alemán de 2004 señalaba que el 87% de las mujeres habían sido sometidas a una violencia física antes de los 16 años. Otro estudio de 2001 de Sybille Zumbeck, indicaba que un 65% de las mujeres habían sufrido malos tratos y otro 65% violencia sexual durante la infancia.

Además de estas violencias extremas, existen otro tipo de violencias como el abandono emocional. Con lo que el porcentaje de mujeres prostituidas que han sido sometidas a algún tipo de violencia llegaría prácticamente al 100%.

Kraus expuso el impacto de la prostitución en las mujeres que la ejercen.

En primer lugar está la compulsión de repetición, es decir, volver a vivir voluntariamente situaciones traumáticas similares a las padecidas anteriormente con la ilusión de controlar la situación.

Después, existe el problema de la disociación. Las mujeres prostituidas se protegen con una indiferencia y una reinterpretación de este acto llamado servicio. Se mienten a sí mismas para poder soportarlo. La disociación es un cortocircuito que se produce cuando el estrés se vuelve insoportable. La conciencia y la memoria se ven afectadas, llegando incluso a situaciones de amnesia. Experimentan una alteración de sus sentimientos, de la percepción de su cuerpo y de su entorno, y también de su identidad.

“Si no sabemos lo que somos, no estamos verdaderamente presentes, la conciencia se ve trastornada, no sentimos nada, estamos desconectadas de nuestro propio cuerpo. ¿Es eso la libertad? ¿El desarrollo personal? ¿La autodeterminación?”, se pregunta Kraus.

Las mujeres, durante la disociación, pueden incluso llegar a no sentir el dolor físico.

Por último, se manifiesta la memoria traumática. Durante la vivencia del trauma muchos fenómenos se disocian y la corteza cerebral se congela. Las cosas que les ocurren a estas mujeres –como la violencia— se memorizan en una estructura llamada memoria traumática, que se sitúa en el cerebro central y que funciona de manera diferente a como funciona la corteza central. Es una especie de caja negra que recoge impresiones del acto violento, pero no se puede acceder a ella de manera voluntaria ni se sabe qué se registra en ella. Los elementos traumatizantes se registran en ella pero en desorden, sin una noción espacial o temporal. Esta memoria puede activarse repentinamente mediante un desencadenante como un ruido, un color, una voz. Estas mujeres vuelven a sentir el traumatismo como si estuviesen viviéndolo en ese momento, lo que les produce una enorme angustia. Es una especie de flashback y se denomina estrés postraumático (PTSD por sus siglas en inglés). Es como una bomba de relojería que puede explotar en cualquier momento y hasta 20 ó 30 veces al día.

El sistema prostitucional se aprovecha primero de la disociación porque el cerebro está desconectado y estas mujeres están anestesiadas. Además, la memoria traumática se convierte en una memoria cada vez más cargada. La industria de la prostitución se aprovecha de mujeres que han sufrido durante la infancia y las hace sufrir cada vez más. Las consecuencias psíquicas son fatales.

Según el estudio de 2008 de Melissa Farley: 68% de las mujeres en situación de prostitución tenían PTSD de una intensidad similar a las víctimas de tortura o a los veteranos de guerra. Un estudio hecho en Alemania por Sybille Zumbeck en el 2001 mostraba que el 60% de ellas tenían una PTSD muy intensa.

Además, pueden desarrollarse otros trastornos. Según la terapeuta, es poco común que se trate de un solo diagnóstico. Llegan a darse de tres a ocho diagnósticos diferentes (angustia, adicciones, trastornos afectivos, formas de dolor psicosomático, trastornos de personalidad, trastornos disociativos).

La doctora Kraus se preguntaba cómo podemos hablar de trabajo cuando ésas son las condiciones en las que trabajan estas mujeres.

Tuvimos oportunidad de conversar con Ingeborg Kraus y pedirle más detalles sobre la memoria traumática. Le preguntamos sobre el tipo de métodos y terapias empleados para trabajar con estas mujeres y nos explicó que se emplea la terapia de traumatismo psíquico, que consta de tres etapas:

  • Las mujeres tienen que aprender a calmarse ellas mismas para poder estabilizarse. Supone el 90% del trabajo.
  • Cuando han sido capaces de calmarse a sí mismas, los terapeutas podemos abrir esa caja negra y entrar: mantenemos la corteza cerebral activa. Hacemos un reseat y grabamos esos actos violentos, esos traumatismos en la corteza. En la formación se aprenden varios mecanismos para hacerlo.
  • Se integra el traumatismo, es decir, se invierte el traumatismo para que adquiera un sentido en la vida de estas mujeres, y de ese modo pueden adquirir más fuerza.

Por último, quisimos saber desde cuándo se venían utilizando estas técnicas. La terapeuta nos contó que la psicotraumatología fue descubierta en Estados Unidos en los años 70, con las víctimas de la guerra de Vietnam, cuando los expertos empezaron a preguntarse qué pasaba con los veteranos de guerra. Llegó a Europa con 20 años de retraso, a finales de los años 90. También dijo sentirse afortunada porque en Alemania existen desde hace un tiempo muchas escuelas que se han formado en esas técnicas.

La negación de la realidad: ¿Qué pasa en Alemania con esta ley llamada progresista?

Para la doctora Kraus, el resultado después de la aplicación de la ley es catastrófico: con unas 400.000 mujeres prostituidas en Alemania[7], observamos una industrialización de la prostitución, además de una banalización total del tema en la sociedad.

Éstos son algunos datos aportados durante la ponencia:

  • Los ingresos totales del sector son de 14.000 millones de euros (superior a la industria del automóvil).
  • En Alemania hay 3500 prostíbulos registrados.
  • Han sido creados megaburdeles, con una capacidad de 1.000 compradores de sexo por megaburdel.
  • Aparición del flat rate: por un precio fijo los compradores de sexo pueden mantener relaciones sexuales con todas las mujeres que quieran.
  • Ha habido un aumento en la demanda y a diario hay 1,2 millones de hombres que compran a esas mujeres.
  • El nivel de ingresos ha bajado enormemente: antes de la ley había que pagar unos 300 euros para tener una relación sexual, ahora no se paga más de 30 euros en la calle y se puede llegar a pagar 5 euros.
  • Alemania recibe turismo sexual del mundo entero. De los aeropuertos salen autobuses que llevan directamente a los megaburdeles.

Si bien el proxenetismo está prohibido, los proxenetas superan la ley y se convierten en hoteleros. Alquilan cuartos por 160 euros al día a las mujeres que ejercen la prostitución, con lo cual, para que les compense a éstas deben tener por lo menos cinco servicios diarios.

La ley no protege a las mujeres, sino a los compradores de sexo. El objetivo de la ley de proteger a las mujeres ha fracasado. De esas 400.000 mujeres  sólo 44 se han registrado como autónomas. Más de la mitad trabajan en una situación de ilegalidad, sin seguridad social, sin derecho a cobrar el paro. Pero lo peor de todo es que observamos una mayor perversión por parte de los compradores, que son cada vez más violentos y, por lo tanto, hay menos protección para las mujeres. Un estudio hecho en Alemania mostraba que 70% de las mujeres prostituidas sufría alguna agresión física.

A nivel internacional, Melissa Farley en 2008 estudió la violencia a la que se sometían las mujeres y descubrió que el 82% habían sido agredidas físicamente; el 83%, amenazadas con arma; el 68%, violadas. Así es difícil hablar de un trabajo como cualquier otro.

Ya en 2007 Ellen Templin advirtió que no sólo los anuncios muestran una desinhibición total, sino que los compradores también son más violentos: por teléfono piden si pueden mearte en la cara, penetrar sin protección, por vía oral, etc. Antes tenían mala conciencia, pero hoy en día es lo normal.

El resultado de un estudio reciente de Melissa Farley demuestra que los compradores de sexo desarrollan estructuras similares a los hombres que tienen trastornos de personalidad y de disociación: falta de empatía total, deseo de dominar al otro, deseo de practicar sexo sin entablar una relación, falta de mala conciencia.

Alemania importa prostitutas de países pobres

En esas condiciones ninguna mujer alemana se ve en condiciones de trabajar y con la apertura de Europa, hace unos 10/15 años, la estructura de las mujeres en la prostitución cambió. Oficialmente 80% son extranjeras, pero en realidad 95 % vienen de regiones pobres de Europa (Rumanía, Bulgaria…). No podemos hablar de prostitución voluntaria, ya que esas mujeres no tienen otra alternativa. Se ha convertido en una prostitución de pobreza.

Según los estudios de Sabine Constable, trabajadora social que trabaja desde hace más de 20 años con prostitutas en Suttgart, el 30% de las mujeres tienen menos de 21 años, a menudo han sido sacrificadas por su propia familia, no hablan alemán, son analfabetas y no han tenido relaciones sexuales antes de su llegada a Alemania. Llegan a Alemania y son sometidas al deseo perverso de esos compradores. No son capaces de decir “no” o de defenderse, ya que están totalmente desbordadas por la situación y traumatizadas. Muchas de ellas, después de su primera experiencia, piden drogas para sobrevivir. Hay mujeres que llevan sólo unos días que dicen sentirse muertas y ser incapaces de reír. Otras lo soportan durante años porque tienen niños en casa; éstas están extremadamente traumatizadas, desarrollan estados depresivos, pesadillas, somatizan, tienen dolores por todas partes, están muy desesperadas.

Le preguntamos a la doctora Kraus si desde el punto de vista político consideraba que la industria de la prostitución es uno de los pilares fundamentales del neoliberalismo. Respondió que lo que se observa en la industria del sexo en Alemania es el neoliberalismo total; y por eso hay mucha competición entre mujeres, que no se vuelven ricas y no tienen protección. Es la definición del neoliberalismo.

También quisimos saber si el componente colonialista le parecía fundamental, teniendo en cuenta que en los países del norte la mayor parte de las mujeres explotadas son de los países empobrecidos del Sur. Dijo que, efectivamente, a Alemania van a prostituirse mujeres de regiones más pobres. Describió esa realidad como insoportable e inaceptable y aseguró no entender por qué no hay más ciudadanos/as que se rebelen contra eso.

Puso el punto final lanzando unas preguntas al público. ¿Qué está pasando? ¿Vamos a dejar que millones de hombres compren a diario un cuerpo de mujer para penetrarlo? ¿Qué sociedad puede encontrar aquello justo?

Aquí puedes firmar una petición de change.org iniciada por Ingeborg Kraus para penalizar la prostitución.

Y aquí puedes leer más artículos sobre trauma y prostitución de Kraus y otras especialistas (en alemán, inglés y francés).

 

 

 

 


[4] Ponencia de la doctora Ingeborg Kraus durante las Jornadas Internacionales sobre Prostitución y Trata de Mujeres. Partes de este artículo han sido sacadas de la ponencia.

[7] Desde 2009 se habla de 400.000 mujeres, pero según lo que un inspector de policía le comentó a la doctora Kraus, esta cifra ya no sería válida y serían muchas más.

* Image Copyrights: The Museum of Modern Art, New York, Gift of Mr and Mrs Walter Bareiss, © 2013 Estate of George Grosz / Licensed by VAGA, New York

** Fotografía de Loreto de la Carrera Lantarón

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