Nazanín Armanian: “La prostitución en Irán es un enorme negocio en el que la mercancía de mujeres y niñas es gratis e interminable”

Nazanin Armanian
Nazanín Armanian, politóloga y escritora iraní, sabe lo que es tener el miedo pisándole los talones. Alzar la voz como mujer y como feminista la empujó a exiliarse a nuestro país en 1983. Aquel viaje lo surcó con una maleta en la que no había espacio para cuanto dejaba atrás: a ella misma y sus raíces. Aun así, escogió el equipaje infinito de no traicionarse y lo dobló con el sumo cuidado de quien sabe lleva con ella un tesoro único.
Por Nuria Coronado Sopeña

Dejé la mitad de mi vida en mis tierras persas y cuando aterricé en esta península de acogida, entrañable plataforma de reclamo de pan y paz, me puse a ejercer el desconcertante oficio de exiliada: conocer, aprender, admirar, transmitir, revelar y denunciar. Vivo desde la libertad y en contra de los seres invisibles que dominan nuestras vidas”, comenta en su propia biografía.

Esta mujer pequeña de tamaño, pero inmensa por su sabiduría, su fuerza y el “encanto” -que es lo que significa su propio nombre- de su voz y su mirada, lejos de amilanarse por las amenazas del régimen inquisitorial de su país, se crece.  Sus palabras son dardos que se lanzan al centro de la verdad que pretenden acallar. “La banda clerical-militar islamista que, en el nombre de Dios, ha saqueado mi país, ha legalizado la pedofilia bajando la edad nupcial de las niñas de 18 años a ocho, después de eliminar la totalidad de partidos y sindicatos de trabajadores, las libertades políticas, sociales o de conciencia”. Un régimen dictatorial que compara al nazi: “no era un sistema político sino una aterradora junta de delincuentes” y que en el caso iraní se sirve “de la bandera en la que el velo hace de esvástica”, recalca.

Con esta licenciada en Ciencias Políticas por la UNED, profesora de Relaciones Internacionales, autora de una veintena de libros y conferenciante, hablamos de la pérdida de los derechos de las iraníes, de la violencia sexual que las esclaviza y de la cárcel de la prostitución y la pedofilia en la que se las encierra.

“La banda clerical-militar islamista que, en el nombre de Dios, ha saqueado mi país, ha legalizado la pedofilia bajando la edad nupcial de las niñas de 18 años a ocho”

Redes de prostitución institucionales

Una prisión cuyos barrotes se sostienen engarzados en la creciente explotación y violencia sexual por la precariedad en la que viven las iraníes. “El régimen totalitario islámico tiene una de las tasas de empleo femenino más bajas del mundo: el 12%, y eso a pesar de que un gran número de las mujeres en paro poseen títulos universitarios. Irán es uno de los países más ricos del mundo, pero las políticas del régimen tienen un capitalismo comercial con supraestructura medieval, además de una corrupción descomunal (ante la ausencia total de partidos políticos, sindicatos y asociaciones del control ciudadano), que elevan la tasa de la pobreza, según el propio régimen, hasta  el 65% de su población. Situación tan desesperante que lleva a cientos de miles de mujeres y niñas a caer en las redes de prostitución tendidas por las propias autoridades”, recalca.

Por eso Nazanín Armanian reclama como primer derecho elemental para las mujeres algo tan básico como comer. “Hay necesidades primarias y otras secundarias. En situaciones tan extremas, como en las guerras o los regímenes fascistas, obviamente, lo que necesita una mujer no es poder hacer un doctorado en física cuántica, sino tener el derecho a la integridad física, alimentos, medicina, techo, paz. Luego ya vendrá estudiar, desarrollar sus talentos o tener medios para cumplir sus sueños”.

Unos sueños que sin embargo se topan con un umbral de violencia sexual reinventado a base de la hipocresía de una cultura “que de puertas para afuera detesta la violencia, sobre todo de hombre contra la mujer, pero luego aplica leyes de hace 1.400 años del islam de la península arábiga, a través del mando de la casta clerical-militar islamista, la cual ejerce una violencia pura y descarada contra la población que se niega a vivir la Edad Media. Han impuesto 75 latigazos o incluso ejecución por lapidación o ahorcamiento por relaciones afectivas entre los iraníes, pueblo que estaba acostumbrados incluso a vivir juntos y “en pecado” desde los años 60”.

Para esta casta misógina la violencia contra la mujer no es ilegal. “De hecho, el propio Corán la recomienda cuando la esposa desobedece o en aquellas mujeres a las que se les ve mala conducta. Tal y como el versículo Mujer: 34 dice, en esos casos hay que  amonestarlas, abandonarlas en sus camas y golpearlas. Si por el contrario estas vuelven a la obediencia, no hay que buscar un medio contra ellas”.

Un castigo infinito que la escritora compara con “la misma corrección de la mujer por el hombre del nacionalcatolicismo español. Después de años de lucha bajo esta dictadura misógina, las mujeres consiguieron el derecho a la denuncia de los malos tratos. Pero como en el islam no tienen derecho al divorcio (tienen que alegar un motivo aceptable por los jueces talibanes o pagar una cuantiosa indemnización al marido), y cuando lo consiguen les quitan los hijos y las dejan sin un duro en la calle, ellas no suelen denunciar estos malos tratos. Además, no hay casas de acogida, ni leyes que las protejan. Se trata de un fascismo religioso ultrapatriarcal, que no una democracia participativa”, esgrime.

“Ellas no suelen denunciar los malos tratos. Además, no hay casas de acogida, ni leyes que las protejan. Se trata de un fascismo religioso ultrapatriarcal”

Esclavitud sexual encubierta en el sigheh

Así las cosas, dicho régimen se vale de fórmulas como el sigheh, también llamado “matrimonio temporal” –que puede durar entre varias horas o días– con las que seguir prostituyendo a sus ciudadanas. “Se trata de un resquicio legal para amparar la prostitución. Es una tapadera para un meganegocio de los ayatolás. La teocracia está haciendo caja con el cuerpo de la mujer presentándolo en Europa como si fueran relaciones de noviazgo”. Un resquicio semántico que para Armanian no es más que puro cinismo. “Llamar matrimonio a la agresión de cientos de hombres a una misma mujer no puede tildarse de otra forma. La prostitución en Irán es un enorme negocio que el poder y Dios apoyan y que no necesita ninguna inversión, ni tiene riesgos, porque la mercancía de mujeres y niñas es gratis e interminable”.

Esta fórmula prostitucional ha dado lugar a que al menos haya 230.000 mujeres prostituidas en los entornos urbanos del país. “Solo en Teherán cerca de 90.000 niñas y mujeres de entre 9 y 60 años tienen que alquilar sus cuerpos víctimas de la feminización de la pobreza, los abusos sexuales en el seno de la familia o las leyes que dejan a las divorciadas sin ningún derecho sobre los “bienes gananciales”, concepto inexistente en el islam. Miles de ellas son objeto de trata y acaban en los países del Golfo Pérsico y Turquía para después recalar en Europa e incluso en España”.

“Solo en Teherán cerca de 90.000 niñas y mujeres de entre 9 y 60 años tienen que alquilar sus cuerpos víctimas de la feminización de la pobreza, los abusos sexuales en el seno de la familia o las leyes”

Un macro burdel para países limítrofes

De hecho, ese negocio deshumanizante se nutre de decenas de páginas web que, como la escritora recalca, “son gestionadas directamente por la República Islámica o de forma pirata”. Además, aunque en Irán no hay burdeles como tales, existen las casas de citas “donde las niñas que huyen de sus hogares o las mujeres sin recursos son reclutadas para ser alquiladas a los hombres en ese matrimonio temporal o sigheh”.

También están los “hoteles concertados” que cuentan con álbumes fotográficos de las mujeres que prostituyen y que sobre todo se dan en las ciudades santas. Un circuito que “al tener luz verde por el régimen que en 1978 bajó la edad nupcial de 18 a ocho años de edad hace que muchos pervertidos del Golfo Pérsico viajen a estos puntos para comprarse niñas y esposarlas. Pasados 43 años, hay miles de iraníes prostituidas en los países árabes del Golfo Pérsico o en Turquía”, dice Armanian.

La ciudad de Mashhad es un ejemplo. Allí, con tres millones de personas, la mayoría de ellas sumidas en una escandalosa pobreza, llegan cada año unos 25 millones de turistas religiosos nacionales y extranjeros y convierten a este lugar “en el epicentro del fenómeno de peregrinos y mujeres prostituidas de Oriente Próximo. El clérigo chiita ha extendido su red de sigheh hasta Iraq, Siria, Afganistán, Pakistán y los países del Golfo Pérsico. El escándalo ha sido tal que ha llegado a la prensa oficial de la propia República Islámica, la cual ha normalizado esta aberración”.

“Muchos pervertidos del Golfo Pérsico viajan para comprarse niñas y esposarlas. Hay miles de iraníes prostituidas en los países árabes del Golfo Pérsico o en Turquía”

Sea como sea, a esta reconocida feminista le remueve saber que ninguna de las víctimas prostituidas y violadas tiene la más mínima oportunidad de salir adelante. “Nunca salen de este circuito porque mientras hay hambre, desempleo, falta de un techo, la prostitución solo cambia de forma y de chulo”. Además, denuncia que tampoco existe red alguna de protección que las ayude. “Todo tipo de asociación feminista está prohibida desde que en 1978 esta banda fue instalada en Irán por EE. UU. y Francia”.

Mientras, las calles del país están repletas de niños y niñas nacidos del sigheh. “Se les puede ver vendiendo flores o limpiando zapatos. Todos están expuestos a abusos sexuales, malos tratos, dolor y sufrimiento. La única ONG que les ayudaba, llamada Comunidad Emamalí, fue desmantelada recientemente y sus responsables arrestados”.

Una situación contra la que la politóloga y escritora iraní se rebela. “Que un régimen legalice la pederastia con niñas pequeñas y ningún organismo internacional de protección de infancia imponga sanciones contra él es una muestra de la universalidad del patriarcado”, finaliza.

No Comments Yet

Comments are closed

Proyecto asociado a:Feminicidio.net
Proyecto de:Asociación La Sur
Subvencionado por:Logo Instituto de las Mujeres
Subvencionado por:Logo Ministerio de Igualdad 2021

Si continuas utilizando este sitio aceptas el uso de cookies. más información

Los ajustes de cookies de esta web están configurados para «permitir cookies» y así ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues utilizando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en «Aceptar» estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar