Los consumidores de prostitución se reinventan. Demandan un determinado perfil de mujer a la que violar previo billete y una vez se cansan de él, reclaman otros para seguir demostrando quién tiene el poder. El último foco de sus misóginas peticiones se dirige a mujeres especialmente vulnerables.
Por Nuria Coronado Sopeña
“Soy un adicto de las lumis del Este y si son rubias esto ya es el indio montao a caballo. ¡Hagan sus apuestas señores puteros, a ver cuáles son las reinas del polvorín! Abierto queda el debate”. Esta es una de las miles de opiniones que, firmada por un tal Pirata, se pueden encontrar en los foros de puteros. Un mensaje al que otro putero responde con una oda “al buen hilo abierto”.
Un intercambio de expresiones machistas a más no poder, que como explica la filósofa Ana Pollán, se debe a que los puteros, si están orgullosos de algo, “es de exhibir su derecho a disponer del cuerpo de las mujeres para su propio placer y se creen con derecho a que haya siempre una mujer dispuesta a satisfacer sus necesidades sexuales sin rechistar”.
Una masculinidad patriarcal que según la web Havocscope produce unos ingresos mundiales procedentes de la prostitución de unos 186 billones de dólares al año, ocupando España el segundo puesto con 26,5 billones. Este mercado de explotación sexual que, como Rosa Cobo no se cansa de repetir, hace de “la prostitución una institución histórica que cambia al mismo tiempo que lo hace la sociedad, registrándose importantes modificaciones en esta fase del capitalismo neoliberal”.
Refugiadas ucranianas, las más demandadas
Y es que las mafias de proxenetas, pendientes siempre de dónde hay mayor precariedad e inseguridad para mujeres y niñas, saben cómo alentar este mercado. Desde que estalló la guerra en Ucrania han aprovechado para ver en este país un lugar perfecto para explotar la vulnerabilidad. Si bien, como explica Teresa de Gasperis, especialista en Trata de Personas e Infancia en ACCEM, “las ucranianas han estado siempre entre las primeras víctimas de las mafias, ahora la situación va a más”. Basta ver, tal y como se informaba recientemente, a las dos refugiadas ucranianas que a su llegada en tren a Valencia denunciaron que una persona les contactó por teléfono y se hizo pasar por personal de Cruz Roja para ofrecerse a recogerlas.
Una demanda que no solo es para satisfacer las peticiones de los puteros que acuden a los burdeles o los pisos. El “prostíbulo 2.0”, Internet, está lleno de búsquedas con mujeres de dicha nacionalidad. Según el Observatorio de Violencia desde el comienzo de la guerra a finales de febrero de este año, términos como “porno ucraniano”, “adolescente ucraniana” o “chica ucraniana” han comenzado a buscarse de forma masiva en Google y Pornhub.
Además, según el estudio “Prostitución y confinamiento: El putero 2.0” realizado por Águeda Gómez Suárez y Rosa María Verdugo Matés, “si bien es cierto que la pornografía siempre actuó a modo de marketing del negocio prostitucional, en la actualidad la frontera entre el mundo de la prostitución y el mundo de la pornografía se está desvaneciendo”.
Tal y como destaca desde hace años la antropóloga argentina Rita Segato, “el contraste que se produce entre la banalización de la demanda de sexo comercial y el dramatismo de la situación de las mujeres en prostitución invita a la reflexión en torno al fenómeno de la prostitución, y en dicha reflexión la perspectiva de género, la feminización de la pobreza y la denominada pedagogía de la crueldad deberían ocupar un papel central”.
Así las cosas, para la experta en explotación sexual y reproductiva Laura Nuño, la demanda de ucranianas “es reflejo de las ansias de poder de los puteros. Cuanto más sumisas y temerosas estén las mujeres, más poder tienen ellos y menos ellas. Es más fácil cosificar y desplegar la performance del macho poderoso si ella carece de poder. En la prostitución no se compra sexo, se compra poder, diferencia de poder”.
Y ese poder para Nuño llegará hasta donde haga falta. “Los puteros tienen peticiones cada vez más degradantes. Las ucranianas son una de ellas. Y me temo que van a seguir pidiendo hasta donde quieran. Si hay alguien dispuesto a pagar, siempre habrá redes de proxenetas dispuestas a ofrecerles lo que demanden. Los puteros exigen variedad y la relación con las mujeres en prostitución entumece su empatía. Por ello es frecuente que vayan exigiendo más variedad en las prácticas y prácticas más violentas”.
Una situación pavorosa que, como recalca el Observatorio de Violencia, debería ser frenada en seco por justicia. “Considerando que la pornografía erotiza la violencia sexual hacia las mujeres, observar cómo en un entorno de guerra (con consecuencias humanas y económicas devastadoras) ha aumentado el consumo de pornografía con búsquedas específicas de las mujeres que están sufriendo sus efectos es una realidad alarmante”.
Víctimas embarazadas
Otra de las demandas de los puteros es la de las embarazadas. “En su “menú” se creen que están ante una barra libre de mujeres como si fueran objetos, y no ante seres humanos con derechos y dignidad. Hay diversos factores a considerar: el primero, que las tendencias o modas también influyen en los puteros; el segundo pone de manifiesto la mentalidad que estos sujetos tienen: fetichizan desgracias y lejos de empatizar las convierten en una novedad con la que excitarse. Desde luego su visión de la mujer parte de la misoginia y la deshumanización”, explica Laura Redondo, experta en violencia sexual.
Una perversa y cruel excitación que como añade esta psicóloga, “no es que tengan psicopatologías, es que se han socializado con pornografía y bajo la cultura de la violación, por lo que no solo ellos son responsables de esta perversión que deriva en explotar a mujeres, sino que socialmente deberíamos tomar conciencia de la responsabilidad de que esto se configure. Sin olvidar que hablamos de mujeres explotadas por la industria del sexo y el sistema prostitucional y los hombres consumidores son cómplices necesarios de la misma y agresores impunes en la mayoría de casos. Lo que, lógicamente, refuerza y perpetúa todo esto”.
Para Redondo, “el problema es que no las ven como mujeres, como seres humanos. Las ven como un objeto fetichizado”. “No hay voluntad política en la actualidad ni para reconocer este tipo de violencia, ni mucho menos para confrontarla en una ley abolicionista que tenga en cuenta a profesionales expertos en estas cuestiones”, añade.
La situación de explotación sexual de mujeres en avanzado estado de gestación es tal que si en 2016 Traductoras para la abolición denunciaba la perversa demanda de embarazadas y las fiestas de Gangbang que se hacían con ellas en Alemania, esta “moda” ya ha llegado a nuestro país. Una demanda que el ginecólogo Wolfgang Heide –quien ayuda altruistamente a prostituidas en el país germano–, cree que “lo más indigno es que haya un mercado para prostituidores, especializado en mujeres embarazadas para las que con gusto pagan más e incluso Gangbang-Partys o fiestas de sexo en grupo con mujeres embarazadas son publicitadas en los anuncios”.
Muestra de que esta demanda se ha importado son los flyers que se encuentran en los parabrisas de los coches en lugares populares de Madrid como Usera. Una terrible situación que, como subraya Redondo, se explica “como una característica clásica que, como pasa con la medicación o incluso las drogas, produce una habituación. En este caso de los mecanismos de refuerzo (por ejemplo, segregación de adrenalina) que les produce el poder de hacer sobre las mujeres lo que deseen. Tengamos presente que las violaciones, sean del tipo que sean, buscan el refuerzo de la masculinidad, siguiendo los estereotipos de género”.
Además, Redondo destaca que “el sexismo social establece en los hombres la distorsión cognitiva o creencia que serán más hombres si dominan y doblegan a mujeres. Pero el mecanismo es tan sutil, que funciona inconscientemente en muchos casos. Por tanto, cada vez se necesitará ejercer más daño, sobre todo en perfiles sádicos, para obtener el mismo refuerzo o sensación de poder. Esto implica una subida escalonada de violencia que tiende a aumentar. Por tanto, no parar esto, a cada segundo que pasa, es aumentar la probabilidad de que haya un desenlace fatal”.
Los “devotos”, puteros que abusan de mujeres con discapacidad
Y en esta trilogía de demanda de los puteros no faltan las prostituidas con discapacidad. Una realidad desconocida y silenciada que como explica Beatriz Sagrado, consultora de género, salud y violencia, tiene que ver con que “la industria del sexo sigue ligada al ocio por ese derecho asumido por algunos hombres de poseer el cuerpo de la mujer y cuya mercantilización demanda de mayor variedad, buscando lo exótico. Y ahí entra en juego la discapacidad, porque además refuerza el deseo de posesión de los puteros”.
Este tipo de puteros son conocidos como “devotos” o “devotee” y tienen la parafilia de preferir mujeres con discapacidades visibles. Un documental de la BBC dirigido por la periodista con discapacidad Emily Yates así los muestra. En “Meet the Devotees: The People Turned on by Disability” su autora entrevistó a mujeres con discapacidad filmadas en pornografía y a varios “devotos”. Leah Caprice, mujer prostituida y con discapacidad, habla de cómo “se excitan viendo cómo me caigo de la silla de ruedas (…) Los devotos no quieren sexo sino ver la discapacidad en estado puro”.
Quien piense que esto no pasa en España se equivoca. Tal y como denuncia el Observatorio de la Discapacidad, se han encontrado casos de “devotos” “que filmaban en secreto a mujeres con discapacidad en la calle y robaban sus imágenes de las redes sociales”, lo que es violencia sexual. En su informe recoge un extenso abanico de abusos sexuales en espectáculos en directo o a través de Internet –incluyendo chats y aplicaciones– en las que se somete a la mujer a realizar prácticas sexuales. Incluso se han identificado casos como el de un padre y una madre que obligaban a su hija con discapacidad a prostituirse con los hombres del pueblo donde residían.
Además, el contexto económico de muchas mujeres en situación de mayor vulnerabilidad con discapacidad está provocando que recurran a Onlyfans. Según el informe mencionado, una joven con discapacidad mixta y grado de discapacidad del 33% otorgado, sin derecho a ningún tipo de ayuda, sufrió violencia y abusos en la infancia por parte del padre. Al encontrarse sin trabajo optó por registrarse en Onlyfans para “entretener a hombres”. Unos puteros que, como contó, “te babosean, te dicen cosas horrendas, insisten hasta la saciedad para conseguir tus datos o mantienen conversaciones violentas. Te amenazan y dicen cosas horribles que no quiero repetir”. La brutalidad con la que esta superviviente se encontró fue tal que llegó a encontrarse con un “devoto” que había salido de prisión por violación. “Tengo varias compañeras con discapacidad física y sensorial, que por no tener otra alternativa están en Onlyfans”.
Otro caso es el de una mujer superviviente de explotación sexual con discapacidad intelectual del 40% y estatus de refugiada. “Tenía mil personas agregadas a mi Facebook, que no conocía, me mandaban invitaciones y yo aceptaba. Para mí fue
complicado entender que eso podía ser peligroso, que podía ser una puerta de entrada para personas que pudieran tener malas intenciones”.
Unas intenciones que, a Vicky Bendito, periodista y activista por los derechos de las personas con discapacidad, le provocan “total repugnancia por los puteros. Sin ellos no habría demanda ni se esclavizaría sexualmente a ninguna mujer. Que las mujeres con discapacidad nos encontremos entre el género y la nada, hace que seamos vistas como no mujeres, como algo exótico y, también como presas fáciles, especialmente aquellas con discapacidad intelectual”.
Por eso para Bendito, como abolicionista y con discapacidad, los “devotos” y los puteros en general “son la prueba de lo poco que importamos las mujeres en general y con discapacidad en particular. No era bastante con tener que escuchar que tiene que haber prostituidas para ayudar a hombres con discapacidad, sino que ahora nos encontramos con que sube la demanda de mujeres explotadas. ¡Y lo que falta por venir si no se toman medidas serias! Para los puteros nunca es suficiente”. Por eso cuando se le pregunta por lo que se puede hacer ante esta doble vulnerabilidad (por mujer y por discapacidad), Bendito lo tiene muy claro. “Empezaría por llenar el Congreso de feministas. ¿Cómo lo ves?”, finaliza.