El lugar más peligroso para una mujer o una niña es su hogar

Una mujer o una niña es asesinada por alguien de su propia familia cada 11 minutos en el mundo, según Naciones Unidas. Europa ha experimentado una notable disminución en el número de mujeres víctimas de asesinatos fuera de la familia durante la última década, mientras que los datos más estables de feminicidios cometidos por parejas u otros familiares indican la dificultad de su erradicación. En España baja el total de feminicidios en los últimos años, mientras aumentan los delitos sexuales registrados. En nuestro país, cada cinco días se perpetra un feminicidio, cada cuatro horas se denuncia una violación.

 

“Los datos importan”. Así se llama la serie de informes globales de Naciones Unidas (UNODC) (1), cuya última publicación indica que 47.000 mujeres y niñas fueron asesinadas en 2020 en el mundo por un familiar: una víctima cada 11 minutos. La magnitud de tales asesinatos indica que globalmente no hemos mejorado en los últimos años: allá donde se pueden calcular las tendencias, han permanecido durante la última década con variaciones marginales, afirma este documento, que recoge un incremento del 9% en los últimos diez años en América y una reducción del 13% en Europa.

Aproximadamente el 90% de todos los homicidios registrados en el mundo son perpetrados por hombres (2). También la mayoría de las víctimas totales –el 80%– son varones, por su vinculación con la violencia política, conflictos armados o la criminalidad. ¿Qué desvela poner el foco en los feminicidios? Desvela un patrón mayoritario distinto –un componente de género– que afecta a la libertad y la integridad de las mujeres a lo largo de sus vidas. Seis de cada diez asesinatos en la esfera privada recaen sobre las mujeres, lo que sugiere que –y así lo recoge literalmente UNODC– “el lugar más peligroso para las mujeres es el hogar”.

Una violencia difícil de erradicar.

Una violencia difícil de erradicar

Tales crímenes a menudo son la culminación de experiencias previas de abusos y maltrato por parte de aquellos varones en quienes se esperaría que ellas confiaran. Así, esta violencia específica revela la persistencia en nuestros días de un continuo de violencia en la realidad cotidiana de millones de mujeres y niñas. Feminicidio (3) es el término que designa el asesinato de una mujer o una niña resultante de la violencia masculina como forma de control o sometimiento de las mujeres –sea en la pareja, la familia o cualquier otro ámbito–. Este concepto ayuda a desvelar el ejercicio de la violencia en el marco de las relaciones de poder entre los sexos. Es por tanto un indicador útil como causa y consecuencia de la persistencia de la desigualdad entre varones y mujeres, incluso en las sociedades formalmente igualitarias, el “sismógrafo” de una violencia desproporcionada contra ellas.

En lo relativo a Europa, las tendencias sugieren que los feminicidios perpetrados por varones de la familia o por la pareja son más difíciles de erradicar que otras tipologías de violencia letal contra mujeres y niñas. Así, nuestro Continente ha experimentado una notable disminución en el número de mujeres víctimas de asesinatos fuera de la familia durante la última década (en un 47% en el Este de Europa y el 21% en Europa Occidental), mientras que el número de feminicidios cometidos por parejas u otros miembros de la familia se ha mantenido relativamente sin cambios. Como resultado, la proporción de feminicidios íntimos y familiares en el total ha aumentado sustancialmente, pasando del 34% en 2010 al 45% en 2020 en el Este de Europa y del 60% al 63% durante el mismo período en las demás subregiones europeas.

Leyes específicas ayudan a la tendencia a la baja

¿Qué tendencias se observan en nuestro entorno más cercano? En España, cada cinco días se perpetra un feminicidio. Cada cuatro horas se denuncia una violación (4). Ambos promedios corresponden a los datos de 2021 de la violencia machista en nuestro país. Eliminar las lagunas de datos desagregados por sexo y por tipologías de violencia y observar las tendencias en el tiempo son condiciones necesarias para establecer las políticas públicas para la prevención y erradicación de un problema complejo con múltiples manifestaciones, como es la violencia machista. El anuncio por parte de la Delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, de empezar desde el 1 de enero de 2022 a contabilizar oficialmente feminicidios fuera del ámbito de la pareja –entre ellos, feminicidios familiares y sexuales–, responde por fin a una larga reclamación del movimiento feminista y a lo suscrito en el Convenio de Estambul, ratificado por España en 2014, y al Pacto de Estado en esta materia aprobado en 2017. La propia Delegada utilizó con reiteración el término feminicidio en su comparecencia, incluyendo el feminicidio sexual.

En el dato oficial por violencia de género –que de momento solo contabiliza los asesinatos por parejas o exparejas–, 2020 se cerró con 46 mujeres víctimas, el mejor de los registrados desde 2003. En lo que va de 2021, el Ministerio de Igualdad contabiliza 40 asesinadas (cifra provisional, con dos casos por confirmar). La serie histórica muestra una tendencia a la baja, desde las alrededor de 70 víctimas en el registro oficial en la primera década del milenio. En nuestro país, una ley específica contra la violencia en la pareja y expareja, donde se han concentrado buena parte de los esfuerzos de los últimos años, ayuda a explicar este descenso. A la vez, cabe reclamar legislación adecuada para la compleja tipología de la violencia machista, desde el proyecto de Ley de garantía integral de la libertad sexual –en tramitación parlamentaria–, a la anunciada legislación abolicionista de la prostitución, de la que no se conocen aún más que palabras de intención.

En la información de feminicidio.net, observatorio civil que sí recoge todos los tipos de feminicidios y asesinatos de mujeres –76 víctimas en lo que va de 2021– puede observarse la evolución de la última década respecto a la relación entre víctimas y victimarios. Así, para el periodo 2010-2020 más de la mitad del total corresponde a los perpetrados por la pareja o expareja (feminicidio íntimo), seguidos de los cometidos por otros familiares –especialmente, los hijos de las víctimas–. La tendencia corrobora que en nuestro país se reduce el número total de feminicidios, especialmente los cometidos por la pareja o expareja, mientras que aumenta la proporción de feminicidios familiares sobre el total.

La mitad de las víctimas de la violencia sexual son menores.

Alza de los delitos sexuales, edades más tempranas

Hay otros indicadores de la violencia contra las mujeres en nuestro país sobre los que disponemos de menos “radiografías” y que sin embargo están en el centro de la preocupación de las jóvenes: son los relativos a la violencia sexual y especialmente el incremento de la cibercriminalidad sexual, tanto por el volumen de casos conocidos como por la decreciente edad de las víctimas.

La primera consideración en cuanto a la violencia sexual es que en su mayor parte es una endemia sumergida: la propia Organización Mundial de la Salud (5) reconoce que los datos de mejor calidad sobre la prevalencia de la violencia sexual provienen de encuestas, ya que en los informes policiales o clínicos se notifica solo una proporción pequeña de casos. Sistemas de apoyo inadecuados, vergüenza, miedo a las represalias, a ser culpadas, a no ser creídas o a ser marginadas son algunos de los motivos por los que mujeres y niñas no notifican la violencia sufrida. En España, la útima Macroencuesta de violencia contra la mujer, de 2019, cifra en un 11,1% el porcentaje de denuncia de la violencia sexual fuera de la pareja. Según este estudio oficial, los grupos especialmente vulnerables a la violencia sexual son las mujeres con discapacidad, las jóvenes y las migradas.

Desde 2014 se registra una evolución al alza de los delitos sexuales, solo alterada en el año 2020, marcado por la pandemia. Según la información del Ministerio de Interior (6), mientras la criminalidad general baja en España, la violencia sexual sube en 2021 de forma muy acusada. Entre enero y septiembre de 2021 se registró un incremento del 27% en los delitos contra la libertad sexual sobre el mismo periodo de 2020, un 9,2% respecto a 2019. En el caso de las violaciones, ese incremento es del 30,6%, un 14% más que en 2019. El perfil de los delincuentes sexuales es el de varones (97% de los casos) de entre 18 y 40 años de edad (86 %) y de nacionalidad española (67 %). El 85% de las víctimas son de sexo femenino.

Casi la mitad de las víctimas de delitos sexuales (el 49%) son menores; de ellos, el 78,5% son niñas. Como recoge la Fiscalía General del Estado (7), en el ámbito de la Unión Europea ya se venía detectando un drástico aumento de las denuncias por abuso sexual de menores online, situación agravada con el confinamiento. En España aumentaron en 2020 un 18,45% los procedimientos por delitos online contra la libertad sexual; de ellos, los actos de Child grooming –acoso sexual de menores por Internet– aumentaron más del 55% en 2020 con respecto a 2019, y supusieron un 175% más que en 2018. El mayor número de agresiones y la creciente sensibilización ante la especial vulnerabilidad de niñas y niños frente a los depredadores sexuales están detrás de este aumento en el número de denuncias, según la Fiscalía.

Las integrantes de Solidarias e Violetas se movilizan desde Vigo contra las violaciones con sumisión química.
Las integrantes de Solidarias e Violetas se movilizan desde Vigo contra las violaciones con sumisión química.

Las jóvenes se organizan contra el uso de drogas para violar

“Me drogaron hasta dejarme inconsciente para abusar de mí, pero lo peor vino después”. Esto expresa Gloria Martínez Vivas, al considerarse “abandonada por un sistema que mira para otro lado”, en una carta al Ministerio de Justicia que cuenta ya (17 de diciembre) con 74.000 firmas de apoyo. El uso de drogas para violar podría estar en aumento y así lo denuncian las jóvenes en varias ciudades europeas bajo la campaña #Balancetonbar – denuncia tu bar– iniciada en Bruselas (Bélgica), seguida en Francia y en España y que acumula, al modo de un #MeToo, testimonios en redes sociales. En Vigo, el colectivo feminista Solidarias e Violetas ha creado una “patrulla nocturna” de mujeres para prevenir e informar a las jóvenes.

Algunas fuentes parecen indicar también este repunte tras 2020. Así, el informe del Hospital Clínic de Barcelona (8) con los datos de las urgencias atendidas este año, habla de un 41,5% más de agresiones sexuales respecto al anterior, volviendo a un nivel similar a 2019 (el más alto en cinco años). El 58% de las agresiones se produjo en un domicilio y la mitad de las mujeres conocía al agresor o agresores. Hay más datos significativos en la información de este hospital: desde 2019, se multiplican por dos las agresiones sexuales con más de un agresor, y representan el 17% de las mujeres atendidas en urgencias por esta causa. En el 30% de los casos hay indicadores de sumisión química mediante drogas.

Violencia contra niñas y adultas: las consecuencias 

¿Qué sabemos de la violencia sexual cuando se ejerce contra menores? Una violencia perpetrada por un varón de la familia o un conocido cercano, que aprovecha el prevalimiento o la intimidación, que se prolonga en el tiempo rodeada de silencio, con graves consecuencias psicológicas y por tanto para el futuro de esa niña o niño, sería el retrato robot del monstruo.

El pasado 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el Poder Judicial publicaba la primera parte de un estudio (9) sobre el centenar de sentencias dictadas en 2020 por el Tribunal Supremo, relacionadas con delitos contra la libertad y la indemnidad sexual. Se trata de un informe médico-legal elaborado por Miguel Lorente, médico forense y miembro del grupo de expertos del Observatorio del CGPJ. El informe revela que en siete de cada diez casos la víctima de la agresión sexual era una niña o un niño (más del doble niñas que niños, con 65 casos frente a 30). En los casos de violencia contra mujeres adultas, una de cada cuatro agresiones fue múltiple –agresiones de grupos de varones–. Un rasgo cualitativo muy importante de la violencia sexual ejercida contra las y los menores es su prolongación en el tiempo: así, para el delito predominante que es el abuso sexual, cerca de la mitad de los casos, fueron abusos sexuales continuados el 57,7%. Del segundo delito sexual más cometido sobre los menores, la agresión sexual (28,1%), fue continuada el 53,6%.

Mayoritariamente, tanto para mujeres adultas como para menores, los agresores son varones conocidos, si bien la relación entre víctima y victimario es diferente: los agresores de las adultas son en su mayoría amigos o conocidos (42,8 % de los casos), mientras que para las víctimas menores de edad son en su mayoría parte de la familia (37,7 %) o conocidos a través de relaciones familiares y de vecindad, en el ámbito educativo o de ocio y deportes. En un 7,8% de los casos el contacto entre el menor y el agresor se produjo a través de las redes sociales. Cuando el agresor es parte de la familia, en el 45,5% de esos casos el agresor es el padre o la pareja actual de la madre de la niña o del niño.

Según este estudio, la capacidad de las víctimas para enfrentarse a la agresión determina el uso de la fuerza en los delitos sexuales. Contra las mujeres adultas predomina el uso de ella (49,1% de los casos), seguida de la intimidación o el empleo de sustancias tóxicas (especialmente el alcohol); lo más frecuente es la combinación de varios de estos mecanismos. En las agresiones sexuales a menores, predominan el prevalimiento (44,3%) y la intimidación (21,5%). Tanto para mayores como para menores víctimas, el escenario más frecuente para los delitos sexuales es el domicilio del agresor. Así, a la frase de la Naciones Unidas sobre el peligro en el propio hogar habría que añadir el del agresor; en ambos escenarios, perpetrados por varones con fácil acceso a las víctimas.

¿Cuáles son las consecuencias para las víctimas? Las lesiones psicológicas son las consecuencias más frecuentes para las mujeres adultas (54,1%), si bien las lesiones físicas –leves o graves– o el feminicidio suman un 45,9% de los supuestos. Para 8 de cada 10 víctimas menores hay consecuencias psicológicas, la mayor parte (59,1%) graves. La larga duración de la violencia sexual ejercida contra niñas y niños, su repetición, las amenazas y el aislamiento consecuente de la víctima explican esta gravedad.

Encuentro en el Ministerio de Igualdad (en el centro, su titular, Irene Montero) con organizaciones feministas, el pasado 23 de noviembre.

Avisos al Gobierno 

Estas son algunas de las últimas informaciones de las que disponemos acerca de la violencia machista contra mujeres y niñas, en especial de la violencia sexual. Una realidad endémica cuyas tendencias y focos deberíamos monitorizar con las mejores herramientas disponibles. Recientemente el Ministerio de Igualdad ha empezado a transferir fondos a las Comunidades Autónomas para la creación de Centros de Crisis para Víctimas de Agresiones Sexuales, como los que ya se han abierto en Asturias y en Madrid. Para 2023, todas las provincias deberán contar con al menos uno de estos espacios específicos de atención, cuyo acceso debe ser universal para todas las mujeres, con o sin permiso de residencia. Se adelanta así una medida prevista en el proyecto de Ley de garantía integral de la libertad sexual.

“El Gobierno de España debe hacer más para proteger a los niños de la violencia doméstica y los abusos sexuales, garantizar que sus tribunales superen los prejuicios contra las mujeres y aplicar un enfoque centrado en los niños y de género (…) Los menores en España están expuestos a la violencia y los abusos sexuales por un sistema judicial que no les protege de los padres abusivos”. Es la advertencia a España señalada este mismo mes de diciembre por un grupo de expertos de Naciones Unidas (10), encabezado por su relatora especial sobre violencia contra la mujer, Reem Alsalem.

En este contexto resultan paradójicas algunas palabras de la propia Ministra de Igualdad, Irene Montero (11), cuando afirma que “los datos de aumento de las denuncias de agresiones sexuales nos hablan de una mayor visibilización, de una mayor toma de conciencia y una mayor confianza de las mujeres en las instituciones”. Deducir un mayor afloramiento por mayor confianza es a todas luces una inferencia abusiva: sencillamente, no hay datos que avalen esa explicación –su propia Macroencuesta habla de un escaso 11,1% de denuncias, como veíamos–, y para hablar de los resultados de las medidas puestas en marcha y de la futura ley habrá que esperar.

De modo destacado, entre las reivindicaciones feministas del 25 de noviembre estuvo la exigencia de afrontar ya medidas contra la pornografía, cada vez más violenta y a la que los menores acceden masivamente, faltos de una educación sexual igualitaria –una combinación catastrófica–, y la abolición de la prostitución de mujeres. Ambas son violencia machista de tipología sexual, aún legitimada socialmente. Su tipificación legal como violencia se hace imprescindible para no dejar “zonas de impunidad”, máxime cuando el mismo Parlamento Europeo reclama ya que la violencia machista sea delito en toda la Unión. Este es el mensaje que el feminismo podría haber esperado de su Ministra de Igualdad.

La doctora en psicología Ingeborg Kraus, especialista en trauma.
La doctora en psicología Ingeborg Kraus, especialista en trauma.

Del abuso sexual infantil y adolescente a la prostitución

En el caso de las niñas, la violencia en la infancia es un camino para ser víctima de la prostitución. La doctora Ingeborg Kraus, entre otras voces expertas, ha detectado a través de su trabajo con las víctimas –desde las violaciones en conflicto a la prostitución– la alta incidencia del abuso sexual en la infancia entre las mujeres captadas por la industria proxeneta. En Francia, el Mouvement du Nid informa de un reciente estudio sobre los expedientes de 101 víctimas (99 niñas y dos niños) de la prostitución con un resultado apabullante: la violencia sufrida antes de ingresar a la prostitución fue identificada para el 99% de los casos (12). La edad media de la primera violencia son los 12 años. Nueve de cada diez fueron víctimas de varias violencias, dentro y fuera de la familia.

Estos estudios han encontrado la línea continua de violencia masculina desde la infancia con la vulnerabilidad y la captación para las redes proxenetas en los entornos y casos más desfavorables. Más allá de las condolencias o mensajes de ánimo, cabría esperar de un Gobierno que se dice feminista acciones firmes de investigación y protección ante las repetidas noticias sobre la explotación sexual de menores captadas en centros tutelados de nuestro país (13). Máxime cuando la nueva Ley Orgánica 8/2021 de protección a la infancia, la famosa Ley Rhodes de este mismo Gobierno, especifica en su artículo 54 que estos centros de menores deberán actuar en la “prevención, detección precoz e intervención en posibles casos de abuso, explotación sexual y trata” (14). Para estas chicas, su hogar, entendido como lugar de crecimiento y protección, deberían ser estos centros de protección. Si los compromisos no se cumplen, ¿estamos realmente “juntas”, como dice el último eslogan ministerial?


NOTAS:

(1) Según el documento publicado el pasado 25 de noviembre de 2021 por UNODC (la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito), Data Matters 3 11/2021: “Unas 47.000 mujeres y niñas en todo el mundo fueron asesinadas por sus parejas íntimas u otros miembros de la familia en 2020. Esto significa que, en promedio, una mujer o niña es asesinada por alguien en su propio familia cada 11 minutos”. En 2020, con relación a 2019 los feminicidios en el seno de la familia o en la pareja aumentaron en algunas áreas: un 3% en América Central, un 5% en América del Sur y en la Europa del Sur, un 8% en América del Norte y un 11% en Europa Occidental. Permanecieron sin cambios en el norte de Europa y una ligera disminución en el Este de Europa. https://www.unodc.org/documents/data-and-analysis/statistics/crime/UN_BriefFem_251121.pdf

(2) UNODC, Estudio mundial sobre el homicidio (2019). https://www.unodc.org/documents/ropan/2021/HOMICIOS_EN_ESPANOL.pdf

(3) Según la base de datos feminicidio.net, en España en 2021 se ha contabilizado a día 16 de diciembre 73 feminicidios y otros asesinatos de mujeres perpetrados por hombres. Para más información sobre el término, véase en la web geoviolenciasexual.com el dossier ¿Qué es la violencia sexual?, capítulo 5: Tipología de la violencia sexual. https://geoviolenciasexual.com/5-tipologia-de-la-violencia-sexual/

(4) Según los datos del Ministerio de Interior. Balance de Criminalidad tercer trimestre de 2021. http://www.interior.gob.es/documents/10180/12745481/Balance+de+Criminalidad+tercer+trimestre+2021.pdf/fa029997-d941-4ba3-b6fc-4c3229d6d34e Véase también: Informe sobre delitos contra la libertad e indemnidad sexual en España 2020. https://estadisticasdecriminalidad.ses.mir.es/publico/portalestadistico/dam/jcr:5cf7f0d9-b3a4-4767-8942-1a9c23e60212/INFORME%20DELITOS%20CONTRA%20LA%20LIBERTAD%20E%20INDEMNIDAD%20SEXUAL%202020.pdf Para un análisis de estos y otros datos, véase en la web geoviolenciasexual.com el dossier ¿Qué es la violencia sexual?, capítulo 3: Prevalencia de la violencia sexual: las cifras. https://geoviolenciasexual.com/3-prevalencia-de-la-violencia-sexual-las-cifras/.

(5) Hoja informativa OMS: Comprender y abordar la violencia contra las mujeres.Violencia sexual. https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/98821/WHO_RHR_12.37_spa.pdf;sequence=1

(6) Véase nota 4.

(7) Memoria 2021. Fiscalía General del Estado. https://www.fiscal.es/memorias/memoria2021/FISCALIA_SITE/index.html

(8) Informe Violencia sexual atendida en el Área de Urgencias del Hospital Clínic de Barcelona- 1 enero – 31 octubre 2021. https://www.clinicbarcelona.org/noticias/las-agresiones-sexuales-atendidas-en-urgencias-del-clinic-vuelven-a-los-niveles-pre-pandemia

(9) Lorente Acosta, Miguel (2021). Estudio médico-legal de las sentencias por delitos contra la libertad y la indemnidad sexual. https://www.poderjudicial.es/cgpj/es/Poder-Judicial/En-Portada/Siete-de-cada-diez-casos-de-violencia-sexual-revisados-por-el-Tribunal-Supremo-en-2020-tenian-como-victimas-a-menores-de-edad-

(10) Naciones Unidas, Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos. https://www.ohchr.org/SP/NewsEvents/Pages/DisplayNews.aspx?NewsID=27935&LangID=S

(11) Declaraciones de Irene Montero, en rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros del 23 de noviembre de 2021, disponibles en: https://www.lamoncloa.gob.es/multimedia/videos/consejoministros/Paginas/2021/231121-rp_cministros.aspx

(12) La prostitución de menores en Seine-Saint-Denis: estudio de los expedientes de la Asistencia social a la infancia. https://seinesaintdenis.fr/solidarite/observatoire-des-violences-envers-les-femmes/article/la-prostitution-des-mineures-en-seine-saint-denis-etude-des-dossiers-de-l-aide

(13) El más reciente, el llamado caso “18 Lovas” en Canarias, ha puesto los focos sobre un grupo de captadores de jóvenes y menores por el que ha sido detenido Eustasio López, presidente del grupo Lopesan, un importante consorcio hotelero. En Baleares, en 2020 la Fiscalía abrió investigación penal por presuntos tráfico de drogas y prostitución de menores dependientes del Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (Imas).

(14) Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia. https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2021-9347

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