Joy Amen, superviviente de la prostitución: “Una vez que estás con los proxenetas, te conviertes en una esclava”

Joy Amen, superviviente de la prostitución y activista contra la explotación sexual.
Mujer migrante, Joy Amen Omoruyi, activista contra la explotación sexual, nigeriana de 47 años, llegó a nuestro país hace siete escapando de las redes proxenetas, tras ser víctima de la trata y de la prostitución. Hoy forma parte del colectivo Las Poderosas para luchar por sí misma y por el derecho de todas a una vida mejor.

Joy Amen tiene una expresión afable, a veces sonriente y también alerta. Su rostro se ensombrece con los recuerdos más duros, sobre la violencia y el menosprecio. Engañada por los tratantes de mujeres para la explotación sexual –una entre miles–, ella llegó a Europa en patera desde Libia tras atravesar el desierto, en coche y a pie, por una de las tres principales rutas de migración desde África Occidental. Antes de ese infierno viajamos mentalmente a su infancia en Ciudad de Benín, la capital del estado de Edo, al sur de Nigeria, para entender cómo esta migrante africana se vio prostituida en las calles de una Europa que no se parecía en nada a lo prometido. Son 400.000 las mujeres y niñas africanas víctimas de la esclavitud de la explotación sexual (OIT, 2017), el ocho por ciento de las 4,8 millones de víctimas globales.

– ¿Cómo fue su niñez, cómo imaginaba entonces que sería de mayor?

– Mi infancia fue buena, pero soy de una familia polígama con muchas esposas y niños [explica Joy y en ese momento hace un gesto, con los ojos hacia arriba, que habla por sí solo]. Mi madre era la segunda mujer de mi padre, que tenía ocho esposas y 33 hijos e hijas. Él seguía una de las religiones autóctonas de donde vengo. Yo tenía una idea positiva, pensaba que iría al colegio, que después me casaría. En mi barrio había una mujer que trabajaba en una oficina del Gobierno, con su uniforme y todo, y pensaba que me gustaría ser como ella. Más o menos, sí era una infancia feliz. Para vivir, nos apañábamos. Con poco dinero podías sobrevivir, comprar comida, pero ahora no.

Unos días antes del 23 de septiembre, Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños, hablamos con Joy Amen acompañadas por la coordinadora de Acción contra la Trata, Alicia Giménez García, asociación que desde 2015 en la comunidad navarra apoya a las mujeres en su proceso de víctimas a supervivientes. Joy llegó a la capital navarra en 2017, y desde allí observa los problemas que empujan a la migración desde su país de origen.

– Usted ha explicado que actualmente en Nigeria no se respetan los Derechos Humanos. Ha relatado la brutalidad policial, la extensión de la corrupción y de la pobreza. ¿Es esto lo que empuja a emigrar a muchas mujeres?

– Sí, en la actualidad la situación es más difícil. Hoy no hay oportunidades para las mujeres en Nigeria. Ya incluso estando allí entre las opciones que las jóvenes imaginan está la prostitución, porque no ven otra salida. Cada día es peor.

“Me pegaba como si yo fuera una criminal”

– En el relato de muchas supervivientes se añade a esta falta de perspectivas antecedentes de maltrato o violencia sexual. ¿Sufrió usted misma violencia machista antes de salir de Nigeria?

– Sí, sí. El padre de mi hija mayor realmente me maltrataba. No quiero pensar en eso [el rostro de Joy Amen cambia totalmente y hace una pausa]. No me tenía ningún respeto. Me pegaba como si yo fuera una criminal, en cualquier parte del cuerpo. Por eso ahora no les permito a los hombres que me traten mal, prefiero estar sola que en una relación abusiva.

Según el centro de datos sobre la trata de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en cuanto a Nigeria, el 91% de las víctimas de trata son mujeres, en tres rutas principales de explotación: hacia Marruecos, hacia Italia y hacia Rusia. La inmensa mayoría serán víctimas de explotación sexual (77,39%). En su ruta hacia el norte, Joy tuvo que atravesar Níger y Libia, donde la embarcaron, hacinada junto a más de sesenta personas, en una patera rumbo a las costas italianas, en la ansiada Europa. Un viaje que ella ha descrito como “entre la vida y la muerte” y en el que murieron muchas de sus compañeras.

– ¿Cómo consiguen las redes de proxenetas engañar a las mujeres en su país de origen?

– Tienen diferentes habilidades. He conocido el caso en Ciudad de Benín de niñas de catorce y quince años que van a una fiesta en una casa, les preguntan si quieren viajar y dicen que sí, que les encantaría. No saben siquiera a dónde van. Les compran ropa y las meten en un coche, de camino hacia Libia. Ellas no saben lo que pasa allí.

También es frecuente que los tratantes se fijen en familias pobres. Las vigilan. Buscan chicas por las que nadie va a poder luchar. Si se llevan así a una mujer para la prostitución y ella decide no pagar la deuda, ellos van contra la familia y nadie puede hacer nada. Por las hijas de la gente rica no van, porque tienen buenas relaciones y los tratantes podrían acabar en la cárcel. Se aprovechan sobre todo de las hijas de madres solas, o de mujeres viudas. Incluso engañan a estas viudas y les dicen que mandarán a sus hijas a Europa y que eso va a solucionar sus problemas. Porque igual estas mujeres no pueden ni pagarles el colegio y piensan que les están haciendo un favor al llevarlas otro país.

– A usted la engañaron, le ofrecieron trabajo?

– Sí. A las chicas de las que hablé antes, les dijeron que iban a emplearlas en casas cuidando niños. A muchas muchachas les gustan los niños pequeños y piensan que van a hacer ese trabajo… a mí me dijeron que iba a trabajar en una peluquería. Y me encontré con que ese empleo no existía y que tenía una gran deuda que devolver.

Tras su paso por Italia, Joy Amen se encontró atrapada en Austria por la red proxeneta y durante mucho tiempo intentó reunir los 20.000 euros que le exigían. De la elegante capital a orillas del Danubio ella tiene grabado en la memoria el frío. En Austria, al igual que en Alemania o Países Bajos, la prostitución está legalizada y regulada, incluidos los prostíbulos. Esta superviviente fue obligada a estar en prostitución en las calles de Viena durante más de dos años.

– Fue muy duro, sí. Pero tenía que estar en la calle. Si no, la madame me castigaba. Así es como llamaba a la mujer en cuya casa estaba obligada a vivir mientras pagaba la deuda, bajo su control.

Según la información de la IOM, “la esclavitud es un método común utilizado por los traficantes para coaccionar a sus víctimas y ejercer control sobre ellas”. Puede ser una servidumbre por deudas, la confiscación de documentos o la obligación de firmar un “contrato moral” por la financiación del viaje. Las víctimas viven con el temor constante de sufrir represalias, sobre ellas o sus familias. En 2017, de los 119.000 migrantes que llegaron a Italia, 5.425 eran mujeres nigerianas. La OIM Italia estima que el 80% de ellas eran víctimas potenciales de la trata y que el 94% procedían del estado de Edo.

–¿Cómo describiría a las mafias que usted ha conocido, eran grandes organizaciones, o más bien una red de pequeños grupos?

– Cuando se trata de las personas nigerianas, no son grandes organizaciones. El oba no lo permitiría.

El oba de Benín al que se refiere Joy es el gobernante tradicional y custodio de la cultura del pueblo Edo, que en Nigeria conserva su título. El actual oba, Ewuare II, es una figura respetada por su comunidad y está involucrado contra la trata de seres humanos dentro de su dominio, oponiéndose a los sacerdotes que manipulan a las víctimas.

“Temía represalias contra mi madre y mis hijas”

– ¿De dónde sacó fuerza para escapar de los proxenetas y luchar?

– Al principio creía que podría pagar la deuda. Pensé en pagar diez o doce mil euros y pedirle a la tratante que me perdonara el resto, luego me di cuenta de que no funcionaría, que no sería fácil dejar ese lugar. Cuanto más tiempo estaba con la madame, más la conocía. Pagué diez mil y pensé otro plan, ¿qué podría hacer? Intenté darle cinco mil más… pero no me dio tiempo, cuando llegué a trece mil ella sacó su “locura”, empezó a tratarme cada vez peor. Yo tampoco quería meterla en problemas a ella, ni llamar a la policía, porque temía represalias contra mi madre y mis hijas: ellas están en Nigeria y nadie podría luchar por ellas.

– ¿Por qué vino a España?

– Desde Austria cogí un autobús, llegué a Francia… un amigo que me ayudó conocía a alguien en España. Por eso vine aquí. Estuve en Málaga y luego en Sevilla. Allí no había trabajo, tuve que pedir en supermercados, hacer trabajos en negro. Esa también fue una etapa muy dura. Finalmente, en Pamplona conseguí ayuda y entré en un piso de acogida.

La cara de Joy Amen sostiene ahora una sonrisa. Alicia Giménez y ella empiezan a recordar cómo se conocieron, cuando en 2017 Joy empezó a participar en las actividades de Acción Contra la Trata. Con ellas, junto a Amelia Tiganus y un grupo de mujeres se plantó el germen de lo que sería el colectivo Las Poderosas. Hablamos de las acciones del grupo, de su disco-libro y sus canciones o de Chimamanda Ngozi Adichie, la escritora feminista nigeriana que es una referencia global. “Allí a todo el mundo le encanta ella”, dice Joy Amen.

Joy Amen interviene en un acto contra la trata en la capital navarra (julio de 2020).
Joy Amen interviene en un acto contra la trata en la capital navarra (julio de 2020).

En la actualidad, esta superviviente ha podido lograr una mínima autonomía tras escapar de las redes de explotación sexual. Para Giménez, una renta garantizada como la que proporciona el Gobierno de Navarra a personas en situación tan vulnerable como Joy Amen es una herramienta esencial para salir de la prostitución y de la trata. “Funciona”, afirma la coordinadora, “es realmente una medida abolicionista”. Con esos ingresos –630 euros mensuales– pero sin un empleo, “yo busco trabajo, de limpieza, de camarera…”, dice Joy.

– ¿Qué mensaje quiere hacer llegar a las jóvenes que pueden ser víctimas de estas redes?

– “Les diría que todo lo que les dicen sobre Europa no es verdad. En África les prometen una buena vida y un buen trabajo, y cuando llegan aquí se encuentran algo muy diferente. Una vez que estás con los proxenetas, te conviertes en una esclava. Te insultan e insultan a tus padres, a tus hijos, hacen contigo lo que quieren. No eres libre. No puedes hablar, estás bajo su poder. Es muy doloroso: las niñas son inocentes, no saben lo que está pasando. Allí en Nigeria mucha gente cree que el dinero en Europa crece en los árboles, porque los que regresan crean esa idea en los jóvenes y la verdad se oculta, es un secreto.

– Usted ahora es activista por los derechos de las mujeres, ¿se considera feminista? ¿Es el abolicionismo es el mejor abordaje para erradicar la prostitución?

– La forma en que mis hermanas africanas entienden el feminismo significa que no quieren estar bajo las órdenes de ningún hombre, no quieren ningún abuso de ellos. Quieren igualdad entre mujeres y hombres. Si eso es ser feminista, yo lo soy. Pero muchos hombres en Nigeria no aceptan esto, quieren que las mujeres estén detrás. Sí, soy abolicionista. Mientras los hombres estén pagando por las mujeres, pondrán mujeres en el mercado. El abolicionismo es la única vía para acabar con la explotación sexual.

Joy Amen, en el centro, junto a Las Poderosas en la manifestación del 8 de marzo de 2020, en Pamplona.
Joy Amen, en el centro, junto a Las Poderosas en la manifestación del 8 de marzo de 2020, en Pamplona.

Las Poderosas tienen un sueño

“Somos luchadoras, supervivientes, somos un ejemplo para el mundo.” Suena la música y quienes interpretan la canción son Las Poderosas, un colectivo de mujeres migrantes y supervivientes de la prostitución y otras formas de violencia machista que han puesto en común la defensa de sus derechos. Bailan y cantan en las calles donde “ya no somos esclavas del temor”, continúan en el videoclip grabado la pasada primavera en Pamplona.

La canción, junto a Cometas blancas, escrita por Joy Amen y Amelia Tiganus, o Evbuebo Es el Cielo –Evbuebo significa Europa en la lengua edo– forma parte del disco libro Libres para soñar (2021). Este trabajo recoge los testimonios y las creaciones de un colectivo con cerca de treinta integrantes de ocho países –Nigeria, Senegal, Camerún, Marruecos, Túnez, Venezuela, Japón y España–.

Joy Amen y Alicia Giménez, durante la entrevista.
Joy Amen y Alicia Giménez, durante la entrevista.

Las Poderosas se inicia en 2017 con el apoyo de Acción contra la Trata como espacio de fortalecimiento y creación. Para el grupo, la expresión artística permite comunicarse y remover conciencias por encima de las diferencias culturales o sociales. Su documental We have a dream (2019), dirigido por Satoko Kojima e inspirado en el célebre discurso de Martin Luther King, fue premiado en el Femme Film Festival de Oporto (Portugal) de 2020. 

Además, en busca de la autonomía y empleabilidad de las mujeres, en enero de este año el colectivo inicia su programa formativo en confección industrial –COPO, Costura Poderosa–, en coordinación con la diseñadora navarra Ilazki Martirena. “Hay que dar poder a las mujeres”, afirma una de sus integrantes, Ángela, en la web del colectivo. “De eso trata nuestro grupo”. Por su parte, ACT participa junto con otras entidades en Avanzando-Aurrera, un programa para impulsar, a través del empleo, la autonomía de mujeres en riesgo y situación de vulnerabilidad social. “Las Poderosas te hace fuerte”, dice riendo Joy Amen.

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