Los ojos de la jueza Pilar de Lara (Cartagena, 1968) han visto desvelos y torturas escritos en miles de folios y reflejados en los rostros de cientos de víctimas a las que conoció durante nueve años al frente de la Operación Carioca. De Lara se enfrentó en primera persona a los tentáculos del proxenetismo de Estado, judicial y social, por investigar y destapar la mayor causa de explotación sexual de nuestro país acontecida en varios prostíbulos de Lugo.