“La prostitución no es vida, es pura muerte”. Vendida por su propia tía a los catorce años, fue traficada y prostituida desde República Dominicana para recalar en Venezuela y después en España, donde con una identidad falsa fue explotada sexualmente durante tres años en varios prostíbulos. Tras encausar a sus proxenetas, hoy denuncia su desamparo, como superviviente y como testigo protegida.