La violencia sexual excede el ámbito privado y constituye un problema político y de salud pública de especial gravedad, como una de las manifestaciones de la violencia machista con mayores zonas de impunidad, ocultamiento y revictimización. Así lo reconoce la Organización Mundial de la Salud (OMS). Enumeramos en estas páginas las principales consecuencias para la salud de las víctimas, tanto físicas como emocionales.